Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. 3 [...] No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús, 6 porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. 10 Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos, 11 pues nosotros, que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12
16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, 17 pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:1-18
¿Que tal ese desafío espiritual?
No nos desanimemos y renunciemos a las maneras ingeniosas para vivir en la declaración abierta de la verdad. ¿Por qué? Porque lo que proclamamos es de Dios quien resplandeció en nuestros corazones el conocimiento (esto implica conocer) de la gloria de Dios, que es Jesús. Sin embargo, este tesoro se encuentra en vasos de barro, para que sepamos de quien realmente es el poder. Por eso, aunque pasamos por tiempos difíciles, no nos angustiamos llevando en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que su vida se manifieste. Así que no nos desanimemos! Aunque nuestros cuerpos se están gastando, nuestro ser interior se va renovando cada día porque estamos preparado para cosas más grandes que tenemos por delante. Nos estamos preparando para la eternidad.
Me encanta este pasaje. Esta fue mi devocional de hoy y quise compartirlo con todos!
Con amor,
Ana
